Sinapsis de un Tapicero

¡Corta el rollo!.

Hola.

Después de haber conocido la funcionalidad de los artilugios cortantes con forma de tijera, toca describir la usabilidad de la misma sobre un tablero, conformando lo que se podría denominar, como paso previo a la costura, “hacerle un traje al sofá”.

Lo primero y primordial, una vez que tenemos el esqueleto de la pieza engomado, es contar con unas buenas plantillas que generalmente son de cartón, el cual y según fabricación y sobre pedido del cliente, puede ser de distintos gramajes o durezas. En un primer paso en la confección de las plantillas, es conveniente utilizar cartón fino y flexible puesto que es más fácil de manejar y cortar, ya que es frecuente tener que retocar las medidas o las formas antes, durante y después de la fabricación (por vez primera) del modelo en cuestión. Una vez cerciorados de su valía, lo más apropiado es copiarla, pero esta vez sobre cartón de dureza contundente, más que nada para alargar la vida de la misma lo más posible y que no se estropee con el continuo trasiego sobre el tablero y/o almacenaje.



A este cortador, lo llamaremos "Señor X", ya que Rodrigo no quiere hacer público su nombre... ups! Una vez que el consumidor final ha elegido la tela que sustentará su nalgatorio y obra en el poder del artista tapicero, un croquis mental recoloca las piezas de cartón sobre la pieza de tramado de hilos de colores, aprovechando a cada centímetro y posicionando el motivo, o dibujo, de la forma que más luzca o que mejor pueda quedar. A partir de este punto, pasamos a llamar al profesional: “El cortador” o “El señor que corta el rollo” y no precisamente por derrochar antipatía a lo largo y ancho del taller.

Lo más común es marcar el contorno de la plantilla con unas tizas de colores bautizadas como jaboncillo… no sé a que fin, porque más que limpiar, manchan un poquillo. (…). Es importante que el color utilizado resalte sobre el tejido para evitar bizqueos innecesarios y la consiguiente pérdida de materia gris debida a la tensión ocular, toda una aventura. El "Señor X", haciendo de las suyas...

Igual de usual, y lo más barato para conseguir una tendinitis, es cortar  manualmente lo marcado con las tijeras. Afortunadamente para los señores que se dedican a cortar durante toda la jornada laboral, existen diferentes máquinas de corte que con apretar un botón hacen el trabajo sucio. Estas máquinas se han hecho indispensables en los talleres de la pequeña y mediana empresa, ya que facilitan y agilizan la labor del profesional considerablemente.

Otra maravilla de la industrialización, ha sido la incorporación del corte automático al mundo de la tapicería en serie. A estos tableros inteligentes les basta con que les acerques la tela y pulses el “enter” para funcionar. Se puede pensar que llamándose “Automático” de apellido, no necesite operario que la conduzca, pues nada más lejos de la realidad. En primera instancia, un obrero especializado (u oficinista en su defecto) indica al software el modelo a cortar, a pie de mesa también es “aconsejable” que se coloque alguien que vaya retirando las piezas cortadas, ya que la máquina, igual que se autoalimenta de tela al más puro estilo de una cinta transportadora, va desechando lo ya cortado, sea retal o no.

El "Señor X" ...tapando la máquina. 









A más de uno se le habrá pasado por la cabeza la maquiavélica pregunta del millón: ¿para qué hay que ser un profesional del oficio para proceder al manejo el artilugio en cuestión o susodicho?, pues bien, las imágenes que a  modo de tetris se colocan en el monitor de la computadora, no son otras que las precarias y artesanales plantillas de cartón digitalizadas desde una tablet de tamaño pizarra de colegio… y es que la ciencia, avanza que pa’qué. 

Un saludo.


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