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Al tener recursos limitados, el servicio de limpieza brillaba por su ausencia, entonces surge la gran pregunta: ¿Quién limpiaba el retrete?… ahí queda eso. Hoy en día no me imagino a ningún jovenzano de dieciséis años haciendo las labores, los padres de las criaturas pondrían una demanda por intoxicación de desechos nitrogenados o por perseverancia en las actitudes de mando hacia el personal no cualificado. Todo un ejemplo.
Barrer o preparar la caldera eran otras funciones a desempeñar que nada tenían que ver con el oficio, o sí, ya que te entraban ganas de trabajar para dejar a un lado las eficiencias de cenicienta. Otros recuerdos gratos fueron los primeros martillazos en la yemas de los dedos cuando aprendes a clavar tachuela, atinar en la tachuela se antojaba como una labor de alta concentración, porque cuando se te iba el santo al cielo, la ostia estaba asegurada.
A medida que adquiría atribuciones, crecía el gusto hacia mi trabajo a pesar de esos incómodos pinchazos que inexplicablemente, acababan casi siempre entre las yemas de los dedos y las uñas cuando no le has cojido bien la medida a la aguja curva de coser terminaciones, no sabría describir la agonía momentánea que supone. Aún así, el trabajo no resultaba peligroso y mucho menos mortal, a no ser de que murieras por aplastamiento de sofá, que ya sería mala suerte que te cayera en un mal sitio, o por muerte natural por apuñalamiento.
Otro momento álgido es cuando, sin querer, aprietas el gatillo contra el dedo o metes éste entre la pistola y la madera en el momento de soltar grapa. Dentro de este despropósito se puede dar el caso de que el cargador tenga grapa pequeña, nueve mm., y sólo pille carne de refilón, a esto se le llama susto. Si al contrario llevas grapa grande de catorce mm., y te atraviesas la uña alojando la grapa en el hueso, ya cambia de susto a pedazo de grapazo que "mecagüentodoloquesemenea", haciéndote sudar en décimas de segundo... y de tercero puedes hasta llorar si no hay nadie delante. Yo creo que es equiparable a una patada en los testículos de intensidad leve. Lo del grapazo no puede asemejarse bajo ningún concepto a una patada en los mismísimos de intensidad media o moderada, ya que con éstas, sudas bastante más.
Continuará...
Barrer o preparar la caldera eran otras funciones a desempeñar que nada tenían que ver con el oficio, o sí, ya que te entraban ganas de trabajar para dejar a un lado las eficiencias de cenicienta. Otros recuerdos gratos fueron los primeros martillazos en la yemas de los dedos cuando aprendes a clavar tachuela, atinar en la tachuela se antojaba como una labor de alta concentración, porque cuando se te iba el santo al cielo, la ostia estaba asegurada.
A medida que adquiría atribuciones, crecía el gusto hacia mi trabajo a pesar de esos incómodos pinchazos que inexplicablemente, acababan casi siempre entre las yemas de los dedos y las uñas cuando no le has cojido bien la medida a la aguja curva de coser terminaciones, no sabría describir la agonía momentánea que supone. Aún así, el trabajo no resultaba peligroso y mucho menos mortal, a no ser de que murieras por aplastamiento de sofá, que ya sería mala suerte que te cayera en un mal sitio, o por muerte natural por apuñalamiento.
Otro momento álgido es cuando, sin querer, aprietas el gatillo contra el dedo o metes éste entre la pistola y la madera en el momento de soltar grapa. Dentro de este despropósito se puede dar el caso de que el cargador tenga grapa pequeña, nueve mm., y sólo pille carne de refilón, a esto se le llama susto. Si al contrario llevas grapa grande de catorce mm., y te atraviesas la uña alojando la grapa en el hueso, ya cambia de susto a pedazo de grapazo que "mecagüentodoloquesemenea", haciéndote sudar en décimas de segundo... y de tercero puedes hasta llorar si no hay nadie delante. Yo creo que es equiparable a una patada en los testículos de intensidad leve. Lo del grapazo no puede asemejarse bajo ningún concepto a una patada en los mismísimos de intensidad media o moderada, ya que con éstas, sudas bastante más.
Continuará...
Hola Tapestry
ResponderEliminarCuántos grapazos se habrán llevado nuestros dedos...y los peores eran cuando pillaba la uña jaja
He creado un blog afín al tuyo
si quieres puedes visitarlo aunque recién lo empecé.
http://tapizame.blogspot.com.es/
un saludo desde Barcelona
Hola Oscar.
EliminarYa me he pasado por tu blog, de hecho ya estoy siguiéndote los pasos, jeje...
Un saludo y enhorabuena por tu página ;)