Como viene siendo habitual empezaré pidiendo disculpas por la dejadez verborréica en la que me veo inmerso. Las cosas personales que nada o mucho tienen que ver con el oficio que desempeño, me mantienen alejado de las teclas de mi ajada computadora, son los matices con sus resoluciones más o menos acertadas, los que conforman toda una vida a modo de relleno y sin darnos cuenta. Quiero decir con esto que ando “ocupao” y “ofuscao”, ni más ni menos.
Como ya he dejado escrito en alguna ocasión, un Tapicero no sólo entiende de sofás, sillas o sillones, algunos, apostados en las curvas en los días húmedos, hacen acopio de seres invertebrados que sueltan mucosa y tienen caparazón, de nueve letras, otros son cazadores de vertebrados cuando se levanta la veda y alguno pasea temiendo por su salud, bueno, pues yo no pertenezco a ninguno de ellos. Con dos hijos en edad escolar la prioridad es repasar lo que ya tenía aprobado por los pelos y lo que ya ni me acordaba de que existía o creía que había acabado extinto o en desuso, como pueden ser las raíces cuadradas. Seguramente, a día de hoy, suspendería… de hecho no me acuerdo de haber aprobado cuando tocaba, y es que yo soy más de la Mar y me esperaba a la repesca ;)
Hablando de colegios, en estos momentos ando preparando vocabulario para plasmar en las paredes de la nueva biblioteca del Colegio de mis hijos algunas frases (junto con algún dibujo), aprovecho para hacer pública mi más grande de las pasiones: el Dibujo Artístico, al cual he dedicado casi las mismas horas que a tapizar.
Éste fue un arrebato Art-Atack que tuve hace unos años, un esqueleto de alambre forrado de papel de cocina y de baño impregnado de cola blanca y agua a partes iguales que, una vez seco, endurece permitiendo el pintado. Con el mismo proceso elaboré un par de Cabezudos para las fiestas del pueblo, pero de éstos no tengo fotos, pero sí la cabeza gorda.
La banqueta sobre la que posa, la adquirí en bruto aplicando color al agua, imprimación para tapar poros y lijados varios con acabado de cera rústica a muñeca.
Siguiendo la misma marcha que con la banqueta, me hice con un zapatero de madera virgen, pero esta vez no le apliqué el color en la bañera, me lo llevé a la empresa y allí me hicieron el favor de prestarme pistolas para pintar y manos de obra ajenas a las mías. En la foto, junto al zapatero, puse un cubre radiador que corrió la misma suerte, unos trozos de tablón que recorté a medida, tiradores sin teñir del Leroy y unas patas torneadas también a la venta y cola blanca, fueron los materiales necesarios para tenerme entretenido unos días. Habiendo guardado mezcla de color, nogal en este caso, otra vez me fui a la bañera a ponerlo todo perdido.
Otra incursión en profesiones que no me corresponden, fue cuando me vi en la obligación de llenar la pared de mi dormitorio con algo en tres dimensiones que sujetara algunos libros de mi esposa. Lo primero fue diseñar una estantería tirando de papel y lápiz, tras varios bocetos di con lo que buscaba y raudo me aprovisioné de materiales. En primera instancia pensé en la escayola, pero habiendo visto la elaboración artesana de una librería de salón en la primera casa de mi hermano mayor, me decanté por el pladur, que aún sin ser lo mismo, se le asemeja barbaridad y los conocimientos requeridos no son los mismos. Marqué el dibujo a nivel, atornillé las guías y coloqué las placas que previamente aserruché a mi gusto. Tras perfilar esquinas y frentes con los materiales proporcionados por el suministrador oficial, sólo quedaba acabar la obra a base de pasta y lijados mil. En esta ardua labor conté con la inestimable ayuda de mi
manitas donde los haya que igual sirve para un roto que para un descosido, no he visto un tío tan eficiente/polivalente para las cosas más dispares, un abrazo desde La Sinapsis amigo.
manitas donde los haya que igual sirve para un roto que para un descosido, no he visto un tío tan eficiente/polivalente para las cosas más dispares, un abrazo desde La Sinapsis amigo.
Bueno, creo más que suficiente tanto alarde del manejo digital sin dar las gracias a la persona de la cual proviene la vena artística de la familia hasta donde yo sé: Mi Abuela materna Consuelo, que nos dejó camino ya de treinta largos años y que tan importante fue para todos nosotros para cualquier cosa, una persona inusual para sus tiempos, abierta de mente como no seré yo en la vida y que pintaba cuadros sin haber estudiado en ningún sitio, ostentando una artritis en los huesos que parecían dos.
Después de contarte mi vida fuera del taller, te estarás preguntando que tiene que ver todo esto con tapizar, pues bien, todo trata de lo mismo, disfrutar dando rienda suelta al artista que llevamos dentro en cualquiera de sus formas y que si como yo, cobras algún dinero por hacerlo, tienes que estar contento de narices… aunque tanto arte, durante veinticinco años seguidos, empieza a cansarme los tendones cosa mala.
Un saludo.
Que bueno brother... pasan los años, pero tú sigues igual de bueno... gracias... no tenia ni idea de que el cactus no era natural...
ResponderEliminarbesicos,
Crisis
Qué pasa Crisis!!
ResponderEliminarToda una alegría que te hayas pasado a dejar recado en La Sinapsis, un placer inaudito me ha recorrido la colusna vertical de cabo a rabo y espero que no sea el último ;)
En cuanto a lo que comentas de seguir igual de bueno, para que nos vamos a engañar, sólo he tirado más pelo de la cuenta pero la percha sigue siendo la misma y ya sabes lo que gano en tanga :D
Y por último, joder! si ves que una planta no crece y no se pone fea... es que es de hoja perenene y no caduca.
Un besazo y pásate cuando y cuanto quieras, que estás en tu casa.
Hasta pronto brothergirl.
Muy buenas, Tapestryworkerman; ya veo que hay arte en la família. Me ha divertido lo del "arrebato Art-attack" :P
ResponderEliminarY bien hecho; no hay que abandonar el lápiz. Un saludo, compañero!
Hola danhellez.
ResponderEliminarGracias por tu visita y por tus palabras, art-atack creo que ha sido una fuente de inspiración para todos los padres que se han tenido que tragar "cienes" de capítulos y ayudar a los hijos con sus manualidades.
Y tienes razón cuando dices que el lapicero no deberíamos aparcarlo, pero el tiempo escasea entre el trabajo y la crianza, además del temido folio en blanco que ha dejado de ser una aventura para convertirse en tortura ;)
Un saludo.
Ooh conozco ese maldito folio en blanco!
ResponderEliminarSaludos!!
... me da a mí que tienes superado eso del pánico escénico frente al papel ;)
ResponderEliminarUn saludazo.