El ojo crítico: Más cuadros que en el Prado.

Hola.

Os traigo una nueva entrega del ojo que todo lo ve o en que todo se fija, esta vez os muestro una tela que siendo fácil de manejar y de tacto agradable, te puede hacer bizquear en un baile de líneas y colores.

Como siempre en estos casos, el tiempo discurre raudo mientras te vuelves modorro calculando formas en tres dimensiones y tensiones certeras que no  tuerzan las líneas, un tira y afloja para casar hasta el más mínimo detalle que pone a prueba el nervio más templado.

Así, visto desde la lejanía, no parecen ser más que cuadros de un tamaño digerible, pero las apariencias, en este caso como en tantos otros, engañan. Os acercaré un poco la cámara para que veáis de lo que os hablo:

Aquí ya se aprecian más rayas que al principio y es que a medida que te vas acercando más rayas de coloricos van apareciendo. Esta tela en concreto es reversible, tiene un lado de rayas verticales y el que nos ocupa, que supongo  está pensado para ponernos a prueba… pero han tocado hueso ;)

                     

Ya he comentado en alguna ocasión que este tipo de telas que ponen a prueba al profesional, me motivan especialmente, soy de armarme de paciencia cuando la ocasión lo requiere y con éstas hay que andarse con cuidado, un tirón de más y teniendo en cuenta las tiradas y las formas curvas que os decía antes, puede acabar por llevarse las líneas un par de centímetros… y ahí radica la gracia, en saber cual es la medida justa del esfuerzo, tanto a diestras como a siniestras, buscando la simetría entre líneas.

                                                        

Bueno, con esto me despido no sin antes mencionaros que aparte de mostrarse como una butaca más o menos coqueta, sin extravagancias, resulta ser de lo más cómodo que han probado las exigentes posaderas del que os habla y susceptible de cabezada o rato largo de lectura, a elegir ;)

Un saludo.